¡Pero que bien sienta una sopita bien caliente con estos fríos!. Ésta la hace mi madre con mucha frecuencia y a mí me encanta...es que soy una fan de las sopas.
El pan que ponemos en la sopa ha de ir frito pero, para aligerar en calorías, últimamente mi madre lo pone tostado en la tostadora o bien en el horno y el sabor, al fin y al cabo, no tiene mucho que envidiar al que va frito.
Si queréis hacerla más completa se puede escalfar un huevo o añadirle huevo cocido picadito.
INGREDIENTES:
- 1 cebolla hermosa
- 2 ó 3 dientes de ajo
- Unos 50 gr de jamón serrano
- 250 gr de almejas
- Un trozo de pan asentado, de unos 4 ó 5 dedos
- Aceite de oliva
- Sal
- Litro y medio de agua más o menos
ELABORACIÓN:
Lo primero que haremos será tostar el pan. Lo hacemos rebanadas y metemos al horno a 180º hasta que esté tostadito.
Mientras tanto abrimos las almejas poniéndolas en un cazo con un vaso de agua. Previamente las habremos tenido en agua con sal para que suelten la posible arena que pudieran tener. Una vez abiertas desechamos las conchas y reservamos las almejas junto con el caldo que previamente habremos colado.
En una olla ponemos un poco de aceite y freímos la cebolla cortada en juliana o en cuadritos, como más nos guste. A mí me gusta encontrarme los trozos en la sopa así que lo hago en juliana. Picamos los ajos y lo añadimos a la cebolla.
Cuando la cebolla vaya adquiriendo un poco de color agregamos el jamón cortado a taquitos y rehogamos.
Luego echamos el litro y medio de agua y el agua de la cocción de las almejas. Dejamos hervir unos 10 minutos.
A continuación, ponemos el pan tostado en la sopa y dejamos hervir como mínimo 20 minutos. Pasado este tiempo ya estará lista para servir, podemos removerla para que el pan quede en pequeños trozos.
A mí me gusta servirla con unas gotas de limón.