Hace un par de semanas fue el cumpleaños de mi hermana, desde hace unos años tenía antojo de tarta de moka, esa de galletas y mantequilla que nos hacía mi madre cuando éramos pequeñas, así que después de tanto escucharla no podía demorar más este deseo suyo. De todas formas yo tenía pensado hacer otra tarta que fuera un poco más ligerita y aprovechando la temporada de fresas hice esta. Normalmente yo la hago con nata pero mi hermana, que otra vez estaba de antojo, la quería con chantilly, ese de paquete, pero investigando un poco he visto que el chantilly no es más que nata aromatizada con vainilla, así que pudiendo hacerlo una ¿cómo iba a comprarlo?. Además, estos preparados seguro que tienen un montón de cosas que no deben ser demasiado saludables.
Al final creo que le gustaron las dos, aunque un poquito más la de moka....¡¡llevaba tantos años deseándola!!.
Para el bizcocho:
- 4 huevos
- 133 gr de harina
- 133 gr de azúcar
(Las medidas para el bizcocho genovés que yo hago son: 3 huevos, 100 gr de azúcar, 100 gr de harina. Esta vez quería que me saliera un poquito más grande)
Para el resto:
- Medio vaso de leche
- Un buen chorreón de brandy (u otro licor que te guste)
- Medio litro de nata para montar
- Dos sobrecitos de azúcar avainillada (yo le eché uno y me hubiera gustado con un poco más de sabor a vainilla)
- 100 gr de azúcar
- 250 gr de fresas (y algunas más para decorar)
- Un par de cucharadas de azúcar (para macerar las fresas)
ELABORACIÓN:
Preparamos un bizcocho genovés de la siguiente manera:
Precalentamos el horno a 180º.
Separamos las claras de las yemas. Montamos las claras a punto de nieve ayudándonos de unas varillas eléctricas. Una vez montadas añadimos el azúcar y después las yemas una a una.
Tamizamos la harina sobre la mezcla anterior y ahora, con movimientos envolventes y sin mover demasiado, integramos la harina.
Volcamos sobre un molde engrasado y metemos en el horno hasta que esté hecho, unos 20 minutos más o menos, depende del horno pero pincharemos para asegurarnos de que está hecho. Si la aguja está limpia es que nuestro bizcocho está listo.
Dejamos enfriar antes de cortarlo. De hecho lo podemos hacer el día antes y eso que tenemos ahorrado.
Cortamos las fresas en trocitos, las echamos a un bol y le ponemos las dos cucharadas de azúcar. Dejamos macerar un buen rato, veremos como va soltando el juguito de las fresas.
Cortamos nuestro bizcocho en dos mitades, sobre la parte de abajo ponemos las fresas y calamos con el juguito que han soltado.
En un bol echamos la nata, el azúcar y los sobrecitos de azúcar avainillado. Montamos la nata ayudándonos de las varillas eléctricas.
Cubrimos las fresas con un poco de nata. Ponemos la otra parte del bizcocho encima.
Calamos este bizcocho con un poco de leche a la que habremos puesto un chorrito de brandy o el licor que más nos guste. Si lo van a comer niños podéis poner el licor un poco en el fuego y esperar a que evapore el alcohol, así tendrá todo el sabor pero sin nada de alcohol.
Por último cubrimos con el resto de la nata y nos ayudamos de una espátula para dejar la superficie lo más lisa posible. Adornamos con unas fresas y dejamos enfriar. ¡Lista para comer!
Si queréis que la tarta esté sublime, con los restos de fresas hacemos un coulis, que no es más que fresas cocidas con unas gotas de limón y azúcar y pasado todo. Se lo ponemos a la tarta cuando esté templado y veréis que cosa más rica. ¡El triunfo está asegurado!
Cortamos nuestro bizcocho en dos mitades, sobre la parte de abajo ponemos las fresas y calamos con el juguito que han soltado.
En un bol echamos la nata, el azúcar y los sobrecitos de azúcar avainillado. Montamos la nata ayudándonos de las varillas eléctricas.
Cubrimos las fresas con un poco de nata. Ponemos la otra parte del bizcocho encima.
Calamos este bizcocho con un poco de leche a la que habremos puesto un chorrito de brandy o el licor que más nos guste. Si lo van a comer niños podéis poner el licor un poco en el fuego y esperar a que evapore el alcohol, así tendrá todo el sabor pero sin nada de alcohol.
Por último cubrimos con el resto de la nata y nos ayudamos de una espátula para dejar la superficie lo más lisa posible. Adornamos con unas fresas y dejamos enfriar. ¡Lista para comer!
Si queréis que la tarta esté sublime, con los restos de fresas hacemos un coulis, que no es más que fresas cocidas con unas gotas de limón y azúcar y pasado todo. Se lo ponemos a la tarta cuando esté templado y veréis que cosa más rica. ¡El triunfo está asegurado!