Lo confieso, acabo de hacer estas torrijas y me han parecido tan ricas que me he decidido a publicarlas enseguida. He pensado que lo mismo hay alguien por ahí con antojo de torrijas (como era mi caso) pero no se decide a hacerlas por no poner la cocina manga por hombro con la fritura. Y si encima nos ahorramos unas calorías pues mejor que mejor.
De todas formas si sois de los que os gusta lo tradicional aquí las tenéis como se han hecho toda la vida, fritas en su aceite de oliva.
INGREDIENTES:
- 8 rebanadas de pan del día anterior o de dos días anteriores
- 500 ml de leche entera (si aún queréis restarle más calorías podéis poner leche desnatada o semidesnatada)
- 50 gr de azúcar
- Una rama de canela
- Piel de medio limón
- Piel de media naranja
- 1 huevo
- Aceite
- Azúcar y canela en polvo para rebozar
ELABORACIÓN:
En primer lugar vamos a aromatizar la leche. Para ello llevamos la leche a ebullición con la ramita de canela, la piel de limón y la de naranja. Cuando empiece a hervir apartamos, echamos el azúcar y removemos para que se disuelva. Dejamos enfriar y colamos para quitarle la canela y las pieles.
Sobre una bandeja ponemos las rebanadas de pan y vertemos sobre ellas la leche aromatizada.
Dejamos reposar para que vaya absorbiendo le leche, de vez en cuando daremos la vuelta a las rebanadas para que se empapen igual por ambos lados. Si el pan está lo suficientemente asentado absorberá casi toda la leche.
Batimos el huevo y con mucho cuidado vamos cogiendo las torrijas para pasarlas por el huevo. Yo me ayudo con dos espátulas para cogerlas sin que se rompan.
Calentamos una sartén antiadherente a la que pondremos unas gotas de aceite y vamos haciendo las torrijas hasta que estén doradas.
Por último rebozamos las torrijas en una mezcla de azúcar y canela.
¡Listas para comer!, templadas o frías, como más os gusten.